miércoles, 15 de febrero de 2017

La luz del callejón - Laura Casielles


Desde la Asociación del Diente de Oro tenemos el placer de recibir en nuestro ciclo de La luz del Callejón a una poeta asturiana con un importante recorrido ya reconocido en la poesía española. Será, como siempre, en La Expositiva (c/ Cárcel Alta, 7).

Laura Casielles
Lunes, 20 de febrero de 2017
21.30 horas

Presenta: Luis Melgarejo


Laura Casielles (Pola de Siero, Asturias, 1986) es autora de los libros de poemas Soldado que huye (Hesperya, 2008), Los idiomas comunes (Hiperión 2010; XIII Premio de Poesía Joven Antonio Carvajal y Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández en 2011, concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) y Las señales que hacemos en los mapas (Libros de la Herida, colección Poesía en Resistencia, 2014, editado con una ayuda a la creación del Injuve [Instituto Nacional de Juventud]). 
En 2007 fue premio La Voz + Joven de Caja Madrid y La Casa Encendida y en 2009 premio Arte Joven Latina en la categoría de poesía. Ha sido incluida en diversas antologías y libros colectivos y traducida a otros idiomas; y ha visto publicados sus poemas, artículos, entrevistas y traducciones en revistas y periódicos. Realiza traducciones literarias del francés. Es licenciada en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en filosofía por la UNED; y máster en estudios árabes e islámicos contemporáneos por la Universidad Autónoma de Madrid.


RITUAL

Hace muchos siglos, casi al principio de todo,
cuando el peligro tenía a menudo forma de fiera
y no nos creíamos aún más poderosos que los dioses,
encontrarse de nuevo era un milagro suficiente.
Ocurrió entonces que en todos los idiomas
se inventaron palabras que decían
alabados los ojos que te miran,
bienaventurados los caminos que te traen de vuelta.
Decir me alegro de verte no era entonces una forma de hablar.
Sigue habiendo lugares, coyunturas,
donde esto se comprende.
En la guerra y el exilio el saludo es una celebración sincera.
Cuando estrechamos las manos en los tanatorios lo hacemos de verdad.

Porque seguir en pie es una suerte para nada despreciable,
haya memoria del asombro en las costumbres del encuentro:

Decir buenos días y que suene a buen deseo.

Abrazar fuerte, porque quién no está regresando de algún viaje.

Decir qué tal
y quedarnos a escuchar qué nos responden.


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