Vuelve el curso académico y la Asociación del Diente de Oro vuelve a las lecturas en La Expositiva (C/ Cárcel Alta, 7).
Para inaugurar la temporada de La luz del callejón hemos programado una lectura especial: nos visita un escritor sevillano recién instalado en nuestra ciudad que va a acercarnos a sus creaciones inéditas más recientes.
Javier Mije
Lunes, 16 de octubre de 2017
21.30 horas
Presenta: Jesús Ortega
Javier Mije (Sevilla, 1969). Licenciado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Autor de los libros de relatos El camino de la oruga y El fabuloso mundo de nada, así como de la novela La larga noche. Todos publicados en la editorial Acantilado.
Las tres y diez
Sin ningún rumbo
gira corazón, gira corazón.
Siete corazones
tengo.
¡Pero el mío no lo encuentro!
Canciones
Federico García Lorca
Es un reloj de bolsillo, regalo de Anabel. La clase de reloj que uno puede esperar que haya sido del gusto de alguien como Proust, aunque con un corazón de mercurio en mi caso. Puede resultar incómodo si alguien te pregunta la hora en la calle, y mientras un desconocido espera a que encontremos el reloj, después de extraer del pantalón una caja de cerillas y varios billetes de metro, la aparición de ese objeto elegante desentona. Su ubicación se presta a las metáforas. ¿No es tener el tiempo en el bolsillo como ser su dueño? ¿No es el tiempo también de bolsillo? Otras veces la leontina parece la cuerda de un pozo, y al tirar de ella puedo rescatar una entrada de cine que llevaba años en una chaqueta, el teléfono de la chica a la que nunca llamé, o cualquier otra reliquia que me obliga a pensar en la fugacidad de todo. Me tranquiliza apretarlo en la mano cuando estoy nervioso, y siempre suelo decir—¿ya lo he dicho?— que es un objeto extraviado en el tiempo, entre la pila de mercurio y la grandeza de Proust (hoy nadie escribe como él, nadie da cuerda a los relojes). Bajo la tapa, Anabel hizo inscribir una frase: «Esta hora se columpia en el aire, déjala correr». Así es Anabel, con esa forma misteriosa de decir las cosas que nunca sé cómo tomarme. Hablando de Proust, el fabuloso mundo de nada él sí que tiene una frase memorable, aquella en la que dice que hay mujeres que uno teme soltar, como quien abandona una bomba con el temor de que estalle.
Afortunadamente, Anabel es una mujer de su tiempo, y sé que no va a sufrir demasiado cuando la deje esta noche. Nada podrá impedir que lo haga cuando las manecillas del reloj que me regaló alcancen las tres y diez.
Fragmento de «Las tres y diez»,
cuento de El fabuloso mundo de nada (Acantilado, 2010).
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