La Asociación del Diente de Oro tiene el gusto de invitaros a una velada más de La luz del callejón. En este caso un poeta jiennense con una ya amplia trayectoria literaria. Presentará además su último poemario, La Gabia. Como siempre en Sala La Expositiva (c/ Cárcel Alta, 7).
Ángel Rodríguez
Lunes, 23 de mayo de 2016
21.45 horas
Presenta: Pedro Luis Casanova
Ángel Rodríguez López (Jaén, 1982) Actualmente desempeña su labor de logopeda dentro del campo de la neurología. Ha tomado parte de las siguientes antologías: Poetas de Jaén. Universidad de Jaén (2008), Voces del extremo. Ediciones fundación Zenobia Juan Ramón Jimenez (2011), 65 Salvocheas. Quorum ediciones (2011), Negra flama poesía antagonista en el estado español (2013). Como colaborador lo ha hecho en diversas revistas con la editorial independiente Ediciones Raro (desde el 2004 hasta la actualidad), en los números 24 y 25 de la revista literaria La hamaca de lona (2009), en el Proyecto genoma poético (2014) y en la antología Luneados. Colección de ventanas con lupa, edición comentada. (2015) Su primer libro aparece en el año 2011, Poesía paraperdedores. Ediciones Monosabio; y el segundo vio la luz en 2014, Nombres escritos en la corteza de los árboles. Ediciones La isla de siltolá. Es colaborador del Blog Nueva Gomorra donde publica con asiduidad y organizador del ciclo poético La caja de Lot junto a Juan Cruz, Sergio Franco y Yolanda Ortiz.
Un poema, de La Gabia:
Hay en la loma un trozo de tierra que pega al pueblo
donde Silvestre gasta los días que le quedan.
Ya es abril, ha roto hace poco la besana
en patatas y chorrean flores blancas
sobre el agua regada de hoy.
El jugo rancio ya no las engorda
y se ponen mustias, como viuda de domingo en la mañana, tristes.
Se dobla buscando los pitorros de las habas,
se levanta al rato,
alza la cabeza,
respira
y disimula la silicosis que le aprieta el aliento.
Mírame- me dice- tengo menos dientes que una pava y
para lo que me queda, ni me los arreglo.
Las gallinas rebuscan junto a sus pies,
un polvillo marrón sale de sus manos
cuando limpia el almocafre.
Antes, hace de eso muchas siembras,
tenía animales y andaba con dos bestias
por el camino que lleva al monte.
Era tan feliz que un sábado
en la fiesta de la siega
sacó a bailar a la Carmela y un beso le robó en los labios,
fue entonces almáciga el tenerla cerca,
oler su piel a tomate retoñado,
verle el pecho que le asomaba por la blusa
sin telas donde sujetarse.
Se va en un lamento,
aprieta las quijadas,
se agarra el pelo,
sonríe su boca podrida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario